Introducción a la Meditación

Introducción a la Meditación

Introducción a la Meditación

“No soy el cuerpo, ni los huesos, no soy el aliento ni la carne. No soy la mente ni el sentimiento. Soy aquello que está tras el aliento, el cuerpo, la mente y el sentimiento. Soy puro Espíritu gozoso, sin tiempo ni espacio, atemporal y feliz. Quien conoce su alma conoce la verdad: Soy pura Luz divina, vibrante Espíritu, Uno con el Creador.” Paramahansa Yogananda.

Todos los grandes maestros declaran que dentro de este cuerpo mortal reside el alma inmortal, una chispa de Aquello que sostiene todo lo creado. Este es el Estado de Unidad al que se refiere el Yoga. Estado que trasciende la dualidad de la mente. Experiencia intransferible, necesita y quiere ser vivida.

La verdad del alma. La verdad del Espíritu. Así, Meditar es estar en el Presente, observando como la mente oscilante va y viene, hasta lograr convertirla en un instrumento útil al servicio del alma.

Meditar es estar libre del dolor del pasado, y de las expectativas del futuro. Es Presencia.

Meditar es tan natural como respirar. Pero hasta incluso como respirar hemos olvidado….

Necesitamos re educar nuestra mente y nuestro cuerpo, para recuperar el acceso natural al estado de Meditación, de Presencia, que siempre es pleno. ¡Experiméntalo tú mismo! Meditar es experimentar la verdad del alma y despertar a la irrealidad del ego, disminuir nuestra “Importancia personal” (como le llama el Maestro Chamán Don Juan) y descubrir sus mecanismos.

Meditar es un estado, y la técnica que elegimos nos lleva e a ese estado. Requiere dedicación, determinación, perseverancia. Práctica y desapego. No se trata de forzar para que algo suceda, ni tampoco evitar algo. Es limpiar y purificar, serenar a tal grado el campo mental, que podamos ver en su quietud el reflejo de la esencia divina del alma. 

La mente en estado de quietud nos permite: Observar, aceptar, discernir, transformar, crear y realizar desde una sabiduría inherente al alma.

Beneficios físicos, mentales y espirituales: Básicamente es la eliminación de toxinas y purificación en todos los planos: densos y sutiles, que nos conduce naturalmente a un estado pacífico y saludable, feliz y simple. Es el retorno a casa. Es la experiencia de estar en este plano viviendo nuestra vida, pero anclándonos más y más a la inmutabilidad del ser inmortal que somos y seremos por siempre.

“El Yogui que se gobierna a sí mismo, cuya mente está completamente bajo control, y así mantiene su alma absorta en la incesante unión meditativa con el Espíritu, alcanza la paz de mi Ser: el Nirvana (la liberación) final.” Bhagavad Guita VI:15

Nuestro hogar merece paz, nuestra familia merece paz, nuestros amigos y vecinos, el país en que vivimos, el mundo merece paz. Si practicamos meditación irradiaremos armonía y paz a nuestro entorno, contagiaremos a muchos, y además de sentirnos bien, estaremos colaborando con el bienestar de muchos. El bienestar y la paz se construyen de uno en uno y por el Todo.

  • Donde Meditar:

– Si es posible, tenga un cuarto separado y rincón para meditar. Elija un lugar bien ventilado, tan silencioso como sea posible, y donde no sea molestado. Manténgalo limpio y luminoso. El lugar desarrollará una vibración pura y de paz.

–  Puede decorar el cuarto con fotos, velas, incienso, flores, objetos sagrados, o cualquier cosa que le recuerde su meta espiritual. Si usted así lo desea, estos objetos pueden estar en un altar. Un altar puede hacerse con una mesa pequeña o plataforma. Su altura debe ser tal que la llama de una vela esté a la altura de su vista, al usted sentarse de frente. El altar se carga de vibración divina y ayuda a enfocar su atención.

–  Siéntese mirando al este o norte. Hay una influencia beneficiosa y sutil al mirar de frente en esas dos direcciones.

–  Mientras su meditación se profundiza, puede experimentar movimientos en el cuerpo ya que algunos canales pránicos  se están abriendo, o puede no estar consciente del cuerpo en lo absoluto. Por lo tanto, debe situarse en un lugar seguro y cómodo.

  • Cuando Meditar :

– La mejor hora para meditar es antes de salir el sol y al ponerse. Las horas tempranas de la mañana (4-6) son especialmente conducentes. Durante esas horas el aire es muy limpio, y la atmósfera está cargada con vibraciones espirituales.

–  Otras buenas horas para meditar son al levantarse en la mañana y antes de acostarse a dormir. La mente es como una pizarra en blanco cuando se despierta en la mañana, y lo que haga a esa hora creará una firme experiencia. Si comienza y termina el día con una meditación, su “reloj espiritual” siempre permanecerá en hora. Usted permanecerá equilibrado.

–  Si es un principiante, intente sentarse a meditar dos veces al menos por 15 minutos todos los días. Gradualmente, aumente el tiempo hasta poder estar de 30 a 60 minutos.

 –  No medite luego de comer; espere al menos dos horas. En meditación, la energía se mueve hacia arriba, mientras que luego de comer, es necesitada en el estómago para la digestión.

 –  La regularidad es muy importante. Haga una resolución clara, teniendo en cuenta el tiempo que va a permanecer. Sea razonable y realista, y haga un contrato firme y claro con usted mismo. Cuando la meditación se vuelve “naturaleza primaria” para usted, será más duro dejar pasar su meditación, que meditar.

  • Como Meditar:

-Siéntese en una posición cómoda con las piernas cruzadas y con la espalda recta, cabeza, cuello, y tronco en una misma línea. El cuerpo debe estar relajado, no tieso, con el pecho abierto. Para ayudar a hacer la postura más cómoda, coloque un almohadón firme o manta doblada bajo los glúteos, permitiendo que las rodillas vayan más cerca del suelo.

-Si no está cómodo en una postura con las piernas cruzadas, puede intentar Vajrāsana, la postura del Diamante.

-Si no está cómodo en el suelo, puede usar una silla con el respaldo derecho. Intente no recostarse hacia atrás, mantenga la espalda recta, y sin apoyo de ser posible.
Sugerencias para la Meditación:

–  Haga una fuerte resolución, llamada Sankalpa, de que no se moverá en absoluto hasta finalizar la meditación. Si se siente demasiado incómodo, puede hacer leves ajustes, pero intente moverse lo menos posible. Si la postura no está estable, la mente tenderá a estar inestable también.

–  No se desaliente si no puede sentarse como a usted le gustaría. Practicar āsanas diariamente y una buena dieta, gradualmente le ayudarán a eliminar toxinas del sistema y a hacer la columna fuerte y flexible. Mientras tanto, sepa cuál es su capacidad, y haga lo mejor que pueda.

–  Construir un hábito fuerte es esencial si desea ganar maestría sobre la mente. Para hacer que la mente se enfoque, debe decidirse por una técnica, una postura y una rutina, e intentar meditar en el mismo sitio y a la misma hora todos los días. (Por supuesto, esto no debería ser una excusa para no meditar si está de viaje o debe seguir un itinerario errático. Lo importante es meditar a diario)

–  Si vienen pensamientos que distraen, trátelos como huéspedes no invitados:

Primero intente ignorarlos. Muchos pensamientos que vienen simplemente se irán si no mora en ellos y regresa al objeto de meditación.

–  Si ignorarlos no funciona y los pensamientos persisten, tómese un momento para analizarlos. Cuestiónelos. Puede hacer un trato con los pensamientos, atenderlos tan pronto como termine de meditar. Está educando a la mente para que no use el tiempo de meditar en pensar.

–  Nunca intente forzar los pensamientos intrusos a salir de su meditación. Eso sólo crea tensión.

–  Sea amable, gentil, y firme con su mente. Ella puede comportarse como un niño malcriado. Sepa cuándo ser estricto y cuando ceder un poco.

–  Algunas veces puede parecer que la mente está más perturbada durante la meditación que en otros momentos. Sólo está sacudiendo la alfombra y lo sucio que ha estado escondido debajo, ha salido a la superficie. Persevere y esto pasará; experimentará paz interior.

–  Nunca entre en el hábito de dormir durante la meditación. Si tiene ese hábito y se vuelve somnoliento, camine un poco hasta que se le pase.

–  Aproxímese a la práctica con el espíritu de reto y aventura.

  • Meditación en la Vida Diaria:

–  Intente llevar esa conciencia de paz con usted a través de sus actividades diarias. Mantenga la mente enfocada en la tarea en mano. No sueñe despierto, no more en el pasado, no planifique el futuro. Llene la tarea del presente con toda su concentración.

–  Decida conscientemente dejar esos aspectos de la vida que causan perturbación mental. Llene la mente de buenos pensamientos a través de un análisis correcto. Permita que los ojos vean lo que es bueno, los oídos oigan lo que es bueno, la lengua coma y hable lo que es bueno.

–  Lea libros espirituales que lo eleven, cuando sea posible asóciese con otros que buscan la paz del espíritu.

–  Practique Karma Yoga. A través de servir a los demás, la mente se convierte en pura, quieta y adecuada para conocer la Verdad.

–  Tenga moderación y regularidad en su vida.

–  La meditación es una ciencia exacta. Al aplicar cuidadosamente los principios anteriores, obtendrá Paz y Alegría Perfecta.

Fuentes: “Meditación” de Śrī Swami Satchidānanda “El Manual del Meditador” de David Fontana Revista Time: “La Ciencia del Yoga” – abril 23 del 2001 Artículo de la Revista Newsweek: “Dios y Salud” – noviembre 10 de 2003 “Cirugías y sus Alternativas” por la Doctora Amrita McLanahan y David McLanahan Búsquedas de reportes sobre Meditación Trascendental – Relatos de Poder” de Juan Carlos Castañeda. Apreciaciones personales Helga Wolf.

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